«In memoriam» José Ramón Porta
Diversos autors
Aquest funest any de 2020 encara havia de mostrar-nos una cara més cruel que la que ens havia ensenyat amb la implacable pandèmia del Covid-19. El nostre company i amic José Ramón Porta faltava tristament deixant al nostre orfeó i a la secció de baixos un forat impossible de cobrir. Servisquen aquestos testimonis de persones que el van conéixer bé com a record per a tan entranyable persona.
José Ramón Porta Navarro (+ 05/11/2020)
Novembre 2020 ens ha dut una mala notícia, malíssima: Un bon amic, una bona persona, un gran músic ha parat de lluitar -fàcil de dir-, i ha plegat trastos i ha fet mutis per l’eixida de l’esquerra. I ho ha fet com totes les coses que feia en la vida: sense soroll, lluny de clamors i amb el pas de l’home tranquil. Tanque la carpeta i me’n vaig. -«Tot el que queda s’ho canteu vosaltres»– I, en això, tú et quedes parat i mut davant del mutis de l’amic. Et queda aquella sensació de que no ho has cantat ni comptat tot el que deuries, malgrat haver compartit tants anys junts. Però clar, tenim tantes ocasions pel davant que tenim temps de sobra. I no, mai no tenim temps de sobra per tindre una bona cura d’amistat. Els amics, com totes les relacions, s’han de treballar cada dia si pot ser, o al menys, ben sovint.
Un dia abans d’anar-te’n vaig passar, amb pressa – sempre amb presses – per la porta de ta casa i vaig pensar: – Quan arribe a casa, de hui no passa que parle amb ell pel telèfon i quedem per a fer-se un cafenet! -Ignorant de mí– No era la primera volta que em feia tal propòsit però clar, tot ho anem deixant, se’ns va del cap, s’oblidem sense maldat però… Total que després m’assabente que feia dies, no sé quants, que ja no estaves per a converses. Havia fet tard a tot! Ja no sé què em feia més mal: el dolor de la pèrdua o els meus imperdonables ajornaments, els meus oblits, els meus: Ja ho faré demà.
Quan es vérem una nit a la porta dels Sants Joans per motiu d’un concert, era al voltant dels nadals passats, pot ser gener ja, tu feies bona cara, estaves molt bé. Igual és que el suport que Amparo i les teves ganes de viure t’apuntalaven fortament. I en això la pandèmia, el tancament i la precaució feren que es relaxaren les ganes de reprendre contactes. I menys quedar, quasi tots nosaltres érem marcats com persones de risc!
Mira! Una cosa que m’hagués agradat molt era tornar a sentir-te tocar al piano de ta casa aquell memorable Rachmaninov que un dia interpretares sols per a mí. Hi ha gent que ignora que has segut un gran pianista. Els que no, ara ho saben.
Després ja s’hem fet majors, Conxa i tú començareu un tractament al mateix temps, fa una mica més de sis anys, i establireu entre vosaltres una mena de connexió i camaraderia i sempre s’ho parlàveu, i un a l’altre s’anàveu donant ànims i confidències cada vegada que es veieu i jugàveu a ser còmplices i preguntaves com anava «El Sanguango», que era jo… Per eixe motiu també ella segueix, dies desprès, molt trista. T’estimava i encara t’estima de veres.
En fi, J. R. tots els companys i companyes que se’n aneu deixeu un buit immens, creu-me. Les coses que compartim són especials, potser per la nostra activitat tan enriquidora, però hi ha circumstàncies que resulten més especials encara i esta teva n’és un clar exemple. Perquè em sent tan afectat?… no em pregunteu, t’estime encara, «Turco». (Xema Zapater)
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Hola José, me han pedido que escriba algo sobre ti y no sé por dónde empezar. ¿Qué se cuenta de una persona que es tu amiga desde hace 40 años?, ¿que con su discreción y buen talante hemos compartido conciertos, ensayos, viajes (y siempre acompañado de tu mujer Amparo)?
También tus dos hijas te han acompañado en este trayecto. Hemos trabajado juntos y nos hemos jubilado a la vez, hasta cumplimos años con días de diferencia. Has dejado un hueco en el orfeón y en nuestros corazones que lo vamos a rellenar cantando para que disfrutes escuchándonos. D.E.P. (Amparo Ripoll)
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JOSÉ RAMÓN PORTA: A mi querido compañero, tanto laboral como musical,
Tuve la grata ocasión de compartir muchos años de convivencia en el trabajo contigo; recuerdo mi llegada al departamento, en el cual ya estabas tú, y como una gran persona que eras, te desviviste ayudándome a acoplarme a las nuevas circunstancias laborales, explicándome con detalle y de fácil comprensión para mí, todos los pormenores que tenía que asimilar.
Durante esos años, aparte de la cuestión laboral, hablamos muchísimas veces de la música coral, en la que me hablabas detenidamente de todo lo que hacíais en el Orfeó. Yo empezaba a recordar viejos tiempos musicales y mis pinitos en el mundo coral a través del coro de padres del colegio de mis hijos, aportándome copia de partituras y sobre todo indicándome muchos pormenores del mundo coral, que como digo, era nuevo para mí.
Cuando entré a formar parte de este Orfeó, y aunque conocía a algunos componentes, me ayudaste a integrarme y relacionarme con el resto de compañeros de esta gran familia musical.
Recuerdo que empecé con el Réquiem de Mozart, pero como estaba recién incorporado, no pude participar cantando pero sí que fui a los dos primeros conciertos como oyente/aprendiz. Aprovecho para mencionar a tu esposa Amparo, fan del Orfeó donde las haya, y que en esos conciertos estuvimos los dos como espectadores.
José Ramón que Dios te tenga en la gloria, siempre estarás en mi recuerdo. (José María Reig)
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Resulta curioso cómo, en ocasiones, llegamos a establecer relaciones de aprecio, afecto y amistad tan fuertes y estrechas, con personas con las que apenas coincides puntualmente durante algún periodo corto de nuestras vidas. Sin embargo, y sin saber cómo, a veces nos cruzamos con alguien que consigue dejar una marca imborrable en nuestras vidas para siempre.
Y eso es exactamente lo que me ha pasado con mi añorado José Ramón Porta, al que yo cariñosamente llamaba “JR”, abusando de su confianza a pesar del respeto que se le debe procesar siempre a alguien tan bueno, de más edad y con más experiencia que yo.
Tuve la inmensa suerte de que se convirtiera en mi “padre adoptivo” cuando empecé en el Orfeó. Yo era un novato en esto de cantar en coros, y de repente estaba en una de las mejores agrupaciones del momento, y fue José Ramón el que siempre estuvo a mi lado para que pudiera integrarme en esta gran familia. Nunca se lo dije, pero disimuladamente le guardaba siempre un sitio a mi lado en los ensayos y conciertos para poder cantar juntos… y no solamente porque tuviera la genial capacidad de coger la nota exacta que tocaba, ni por ese lapicerito casi consumido que siempre llevaba metido en su zapato y que compartíamos para anotar en las partituras, sino porque desprendía tanta paz, bondad y felicidad que conseguía que me olvidara durante unas horas de las penurias de mi ajetreo diario, a pesar de que era él precisamente el que estaba cargando en sus espaldas con una enfermedad tan dura y complicada.
Voy a echarte mucho de menos, compañero Porta, y también esas conversaciones que manteníamos cuando te acercaba a casa después de los ensayos, pero me reconforta saber que he tenido la gran fortuna de compartir momentos entrañables con un hombre tan BUENO como tú…no creo que exista mejor palabra para definirte.
“Contigo en la Distancia” siempre, amigo JR. (Arturo Rubio)
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Un martes, 13 de marzo de 2018, me comentó que estaba reviscolando con la ayuda de todos los que se acordaban de él. Pese a que la fecha de la operación fue el 23 F… («¡Fíjate, qué fecha!», decía).
«¡Y tanto que curan vuestros renglones! Eso me ensancha el pecho y me hace respirar más hondo».
Su familia se había ido a la mascletà (18/03/2018) y él se quedaba a gusto escribiendo a sus amigas y amigos y contestándonos a los que no parábamos de darle la lata.
Yo siempre le vi como una gran persona y gran compañero en el coro. A veces, cuando nos juntamos todos, me parece oír su voz. Era muy limpia y con buena proyección (quién lo diría). La vida… (Mayte Esteve)
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Recuerdo que al muy poco tiempo de entrar en el Orfeó hubo elección de jefes de cuerda, con el resultado, casi por unanimidad (todo muy sospechoso), en que fuera «el nuevo” quien ocupara dicho cargo.
Bien, el caso es que había que hacer notificaciones varias al grupo de Whatsapp. Alguna de ellas con varios puntos para informar.
José Ramón en un ensayo se me acercó para preguntarme si era yo el jefe de cuerda, porque no había podido ponerle cara al que mandaba los Whatsapp y que había optado por llamarle “Radar” El Cabo O’Reilly de la película M.A.S.H. que era el encargado de ir notificando por la megafonía del hospital de campaña todo tipo de novedades. Estuvimos hablando de la película, que a los dos nos gustó mucho y yo, desde entonces, cada vez que mandaba un Whatsapp, acababa con un “ES TODO”, igual que hacía el Cabo Radar en la película.
Tras ese bigote se escondía un gran sentido del humor.
Un gran tipo. (Ricardo Felis)
3 comentarios
Josep Climent Cano · diciembre 8, 2020 a las 7:53 pm
Ha sido muy triste enterarme del fallecimiento de José Ramón. Era un gran músico y mejor persona que conocí cuando entre a formar parte del Orfeón. Mi mas sentido pesame. Un abrazo
Marian · diciembre 9, 2020 a las 8:30 am
Me entristece mucho esta noticia… se que no tuve mucho contacto con él…no se si es normal al ser de otra cuerda…te centras en ir y ensayar y los conciertos…haces mas en los viajes o las cenas…pero es verdad que no hablamos mucho…aún así es de mi familia del Orfeón…y me entristece…
DEP
María José Seguí · diciembre 9, 2020 a las 12:16 pm
Tristísima noticia. Mi más sentido pésame a todos los amigos y familiares. Hay pocas personas en el mundo que recuerde con tanto afecto y cariño de mis años en el Orfeón. A él, a su mujer y a toda su familia. Personas de bondad y educadas, que siempre anteponían las necesidades de los demás a las suyas propias. Un placer haberlo conocido y haber compartido momentos musicales y viajes con él y con Amparo. Con personas como él, el mundo es más entrañable. Maria José Seguí (Sefa).