Un viaje en coche del que nació un coro

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Vicente Esteve, miembro fundador del Orfeón Navarro Reverter

Por Fernando Morales

Primer concierto del Orfeón Navarro Reverter, en Capitanía General en mayo de 1972

El Orfeó Valencià cumplirá pronto 50 años. Todo este tiempo ha estado jalonado de anécdotas, grandes momentos y situaciones que conviene recordar para valorar convenientemente la importancia de nuestra agrupación coral. Este es el primero de una serie de reportajes en el que repasaremos algunos de esos momentos. Para empezar, hablamos con uno de los artífices del Orfeón Navarro Reverter: Vicente Esteve.

Aunque resulte sorprendente o incluso cómico, se podría decir que el Orfeó Valencià -o el que sería Orfeón Navarro Reverter- fue gestado en un Citroën Tiburón. La explicación de por qué se dieron las circunstancias por las que ese coche sería el germen del coro nos las explica Vicente Esteve:

«Todavía no se trataba de una informatización, sino que estábamos en pleno proceso de mecanización, por lo que teníamos que ir con el coche por las distintas oficinas de la Caja de Ahorros «. Corría el año 1971, y las circunstancias del día a día eran bastante diferentes a como son en la actualidad: «Como mi familia era numerosa teníamos un Citroën Tiburón, un coche que era muy grande y que permitía que los que teníamos que ir por las oficinas mecanizando cupiéramos en él «.

Precisamente la localidad donde el Orfeó Valencià va a actuar próximamente, Requena, era el destino de un viaje que sería la clave para el nacimiento del coro: «En un viaje a Requena íbamos Fernando Muñoz, Víctor Cuñat, Adolfo Rueda y un servidor. Los que iban sentados detrás, Cuñat y Rueda, se pusieron a cantar canciones de la tuna y al poco se coge Fernando y luego yo, e hicimos las cuatro voces. Estuvimos todo el viaje cantando. Cuando llegamos les dije: ¿Qué os parece si hacemos un coro de empleados de la Caja?«.

Uno de los primeros retos para poner en marcha esa idea era la falta de mujeres empleadas en la caja: «En nómina sólo había una mujer, la telefonista María José Martínez Balbastre, que tenía una voz maravillosa. Pero cuando se compró el gran ordenador tuvieron que contratar a perforistas para implantar el sistema«.

Primer emblema del Orfeón

Vicente Esteve recuerda ese gran ordenador con asombro: «Lo trajeron de Estados Unidos. Ocupaba toda una planta, tenía un puesto de mando,… mi teléfono móvil tiene más memoria que la que tenía ese gran ordenador«, recuerda el histórico miembro fundador del coro.

Una vez hablada la idea y ya con posibilidad de formar un coro mixto equilibrado tan sólo quedaba hablar con los máximos responsables de la entidad para llevar a cabo el proyecto: «Hablé con el jefe de personal y con el entonces director general, Viñals Guimerá, para pedirles permiso para pasar una circular informando del proyecto para hacer un coro«.

No tardaron mucho en juntar un número mínimo de integrantes con los que iniciar la andadura del orfeón: «Para iniciar los ensayos fuimos 10 personas, seis hombres y cuatro mujeres, creo recordar» y el primer ensayo sería en un lugar emblemático de la música en Valencia pero que en esos días no se encontraba en las mejores condiciones: «Para el primer ensayo fuimos a la planta baja del Conservatorio de la Plaza de San Esteban. Era una sala diáfana con piano. Era todo muy antiguo y estaba hecho un desastre, así que decidimos buscar otro sitio«.

Jesús Ribera Faig dirige al coro del Ateneo Musical del Puerto

Otra decisión importante era la de la búsqueda de un director. Vicente Esteve formó parte de un coro que se formó a finales de los años 40 en la Parroquia de San Valero: «Siempre me gustó cantar y había tenido experiencia en coros, así que decidí apuntarme a este coro que se estaba formando, y el director era Jesús Ribera Faig«.

A raíz de esa experiencia coral Vicente Esteve forjó una relación de amistad con el por aquel entonces joven director: «Fernando Muñoz y yo fuimos a hablar con él, y gracias a nuestra buena relación aceptó, porque él ya era director del Orfeón Universitario, y estuvo allí como director hasta que José Luis Valldecabres pudo hacerse cargo del orfeón«.

Como dato anecdótico, Vicente Esteve recuerda la primera pieza que se cantó en el primer ensayo en el conservatorio: «Era una canción popular castellana. Me acuerdo perfectamente: Cuando voy a la aldea de mi chiquilla/se me hace cuesta abajo la cuesta arriba/Y cuando salgo de la aldea de mi chiquilla/se me hace cuesta arriba la cuesta abajo«.

«Cuando voy a la aldea», popular castellana. Primera obra que ensayó el Orfeón Navarro Reverter

Pero las obligaciones profesionales de Vicente Esteve le tenían que forzar demasiado pronto a abandonar su participación en el orfeón: «Al poco nos trasladaron al antiguo sanatorio de Aguas Vivas y me lo tuve que dejar. La última obra que canté fue el Requiem de Mozart, nada menos«. Y al hilo de la preparación de la obra póstuma mozartiana, recuerda: «Lo ensayamos en una sala que no cabíamos, nos ahogábamos de calor«, porque en pocos años el Orfeón Navarro Reverter había pasado de 10 miembros a más de 40: «Pasamos de ser 10 y tardar un año entero en poder preparar un concierto, porque casi nadie tenía estudios musicales, a poder cantar una obra de esa categoría con casi medio centenar de cantantes«.

De ese concierto Vicente recuerda emocionado la interpretación de Jesús Ribera: «Al acabar el Introito, tan solemne… entraba el Kyrie con una energía tremenda, todavía se me ponen los pelos de punta cuando lo recuerdo«.

Como nos cuenta Vicente Esteve, para lograr sacar adelante un proyecto como el de formar un orfeón es necesario: «Estar en el momento oportuno con la gente adecuada«. Esas circunstancias se dieron en ese preciso instante, en ese Citroën Tiburón, y a partir de ahí se sucedieron una enorme cantidad de grandes momentos… que iremos descubriendo poco a poco.


8 comentarios

Mary Furio Viguer · marzo 31, 2020 a las 5:41 pm

Soy la viuda de Enrique Guallart, yo no cantaba pero si que participaba en todas sus actuaciones APLAUDIENDO y viajando a todas partes con el coro, son unos recuerdos preciosos y que me hacen muy feliz
recordarlos

    Amparo Ripoll · abril 1, 2020 a las 7:00 am

    Hola Mari Carmen. Que buenos momentos hemos pasado juntos contigo y con Enrique. Me gustaria verte algun dia. Besos

Mayte Esteve · marzo 31, 2020 a las 6:47 pm

Preciosa entrevista. Está muy bien recordar el origen del Orfeó Valencià.
Gracias, Fernando Morales y gracias, papá porque el orfeón ocupa un lugar muy importante en mi vida. Hemos vivido, y viviremos, experiencias preciosas. Antes con Jesús Ribera y ahora con Josep Lluís Valldecabres. Es un lujo pertenecer a esta gran familia.

    admin · marzo 31, 2020 a las 8:01 pm

    Gracias a ti Mayte por ponerme en contacto con tu padre, una persona excelente e historia viva de nuestro orfeón

      Mar · julio 5, 2020 a las 7:30 pm

      Enhorabuena!!! Gracias a ese gérmen y esa gran idea hoy estamos aquí. Maite, puedes estar orgullosa.

Isabel Buigues · abril 9, 2020 a las 9:01 pm

¡ Qué gran artículo, Fernando , y qué merecido homenaje a tu padre, Mayte ! Desconocía todo lo que relata. Lo encuentro muy tierno y emocional .

Mar · julio 5, 2020 a las 7:28 pm

Enhorabuena!!! Gracias a ese gérmen y esa gran idea hoy estamos aquí. Maite, puedes estar orgullosa.

    Carmen · agosto 14, 2021 a las 7:22 pm

    Acabo de encontrar por casualidad este artículo, me ha emocionado recordar la época en la que pertenecí al coro, pero sobre todo me ha recordado a mis padres, Manuel Baselga y Carmen Fuster, para ellos esto era su vida, sobre todo para mi padre que llevaba la música en sus venas desde niño… Gracias por preservar la memoria, y enhorabuena por los 50 años ya cumplidos

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